HECHO A MANO
Cada guitarra que hago es única. Todas mis guitarras están construidas a mano y todas las piezas que la integran se hacen una a una. Desde la elección de la madera hasta la colocación de las cuerdas, intento encontrar la excelencia y cuidar al máximo todos los detalles. Es mi razón de ser.
TRADICIÓN
Desde muy joven, siendo un aprendiz del oficio de la construcción de la guitarra, me surge un gran interés, casi una obsesión, por documentarme y estudiar en profundidad a los grandes luthiers de la guitarra, desde los Románticos, el gran maestro Antonio de Torres, Hauser, Friederich, Miguel Rodríguez, Manuel Reyes, Manuel Ramirez hasta hoy en día a mi gran maestro en guitarras románticas, Ángel Benito Aguado.
FUTURO
En los últimos 15 años efectúo tareas de investigación en nuevas tecnologías para la construcción de la guitarra clásica, siendo posiblemente la tarea más gratificante y enriquecedora a nivel personal. Fruto de la tradición y de la investigación constante he creado muchas guitarras extraordinarias, destacando una por encima de todas, La Catedral.
Hecho a mano y único
Cada guitarra que hago es única. Desde la elección de la madera hasta la colocación de las cuerdas, cuidando todos los detalles. Es mi razón de ser.
De sonido claro, limpio, su sustain es infinito y con una extraordinaria riqueza de armónicos. Su tono y timbre resultan hipnóticos y automáticamente te sientes transportado a la era dorada de las mejores guitarras españolas. La guitarra canta, es pura música y poesía. Un trabajo de máximo nivel de artesanía, que impresiona a todos los que la oyen y la tocan.
Muchas guitarras paseaban por mis manos durante mi larga vida como guitarrista. Muchas malas, unas buenas, pocas excelentes, unas muy pocas inolvidables como las guitarras de Adalid, no solamente sirven al instrumentista para reflejar su individualismo, sino son capaces de darle alas.